14/11/10

ADIÓS ROSITA

Su cuerpo yace inerte, dicen que parece dormida, pero no… se ha ido. Ha dejado este mundo de su sufrimiento y nos ha dejado el dolor de su partida. La abue Rosa, nos envuelve en el llanto con su fría presencia. Para muchos fue una sorpresa ya que en su frágil figura apreciaban su dinámica y su fortaleza. La abue Rosa se ha marchado para nunca más volver.

Pido la licencia a mis lectores para ocuparme de un tema muy particular que horada mi alma, casi siempre serena, que es hablar de mi madre política, vinculada a mi vida por más de treinta años. No es poco, no es superficial, su presencia en mi vida es profunda trascendencia. Ha fallecido ella: la abue Rosa. Fue la tarde del 13 de noviembre, el reloj marcaba las 4, su corazón se paralizaba por siempre.

Ceci dice entre sollozos: “Diositoooo! Te has llevado a mi angelito renegón!... La viejita nos dejó!" La tristeza nos embarga con solamente pensar en que la muerte la vino a llevar, me envuelve la impotencia al pensar un escenario con Julio Fernando junto a ella, en su lecho de muerte haciendo fortaleza y arañando a la parca para rescatar a la mamá. Desesperado pero fiel a las esperanzas cuando los indicadores de los equipos de control vital descendieron violentamente anunciando su viaje eterno, recordándole los momentos añejos y los nuevos.

La viejis está allí, con rostro sereno pero sin vida en su caja final. La recuerdo, una de esas tantas tardes de su autoexilio en Iquitos, con la mirada en la profundidad, sin meta, quién sabe pensando en su juventud, en los seres de partida irreversible que estuvieron junto a ella o en sus hijos y nietos de larga ausencia.

La vida es así, es de lucha y triunfos. Ella tuvo de eso, de lucha permanente por construir en medio de su humildad, de su pobreza, de su carácter, de su incomprensible naturalidad de sus sentimientos, de sus diferentes formas de sentir y expresar su amor. Única, así lo entendieron sus hijos y sus nietos. Ella luchó, la abue Rosita triunfó porque de ella quedan sus trazos vitales, su estela de vida, de la realización de sus esfuerzos que se expresan en su prole.

Antes fue el viejo Julio. ¡Viejo qué lejos estás de nosotros y seguramente cerca de tu Rosita…! Junto a ellos, no lo dudo también está Carmen. Ahora es ella, se ha marchado, quedamos tristes, sumamente heridos, destrozados. Es la muerte el sentimiento más duro, pero creo que es la parte final de la vida. Te lloran tus hijos Alberto, Isabel, Julio Fernando, Yukiko, tus nietos e hijos políticos.

Nos apenamos por la partida, pero nos guiamos por la tradición para consolarnos: ella está en mejor vida, lejos del dolor, de las durezas de este mundo y las incomprensiones naturales de los seres humanos. Que Dios ilumine tu alma.

1 comentario:

  1. Un pedacito de ella vive en todos nosotros. Ahora está junto a su vejez y su Carmencita, cuidando de todos nosotros, sin olvidar a los bisnietos. Los nietos aunque no estaremos presentes para despedir su cuerpo, nos hemos juntado para rendirle honor a su memoria recordando sus alegres y graciosas anécdotas. La amaremos por siempre y la vamos a extrañar!

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