He ido encontrando a lo largo de muchas décadas, desde que tengo uso de razón, distintas formas de mencionar el nombre del estadio nuestro. Asistía a este escenario sobre la bicicleta del tío Juan Soria, quien habitúe de las famosas “segundillas” (ingresos sin pagar al comenzar a jugarse el segundo tiempo del partido de fondo) nos ubicaba, a mi hermano mayor y a mí, en las tribunas del viejo escenario futbolístico iquiteño, aunque Fernando se escabullía y llegaba hasta detrás de uno de los arcos para presenciar el cotejo – en ubicación privilegiada- al lado del insigne ex jugador del CNI y entonces prefecto del Departamento, Javier “el capi” Méndez Pereira. Desde entonces hasta ahora mismo en que la globalización de las comunicaciones nos permite conocer todo o casi todo al instante, leo y escucho las más graciosas e increíbles maneras de expresarse o referirse al nombre del estadio de Iquitos.
Hasta hoy se me hace fresco en los oídos las palabras pulcramente expresadas por el mejor comentarista deportivo que haya tenido el Perú en toda su historia, Carlos Aquiles García Ruiz, indicando que los encuentros de la primera división se jugarían en el “viejo Max”, aludiendo a nuestro “colosal” estadio. Lo hacía anteponiendo el latínico término stadium seguido de Max Augustín. Habría que creerle al buen sacha limeño, a quien llamaban así utilizando nuestros usos lingüisticos pero que en el español más castizo era el limeño del monte o limeño de la selva. Creerlo desde muy joven me ha servido para no apartarme de la verdad.
Valió la pena creer. Más tarde con mis investigaciones seguidas, me quedé sumamente complacido conmigo mismo al conocer que la utilización del nombre correspondía a lo correcto.
El estadio iquiteño fue escenario de muchas competencias. Desde niño asistí a los choques futbolísticos locales y luego a los partidos de la Copa Perú y desde 1973 –ya adolescente- a los encuentros del campeonato descentralizado peruano. Estuve allí, porque fui parte de la organización de gobierno que tuvo que ver por su demolición el 2005 y luego su construcción casi inmediata ese mismo año para que ahí se jueguen algunos partidos de la primera etapa y semifinal del mundial sub 17.
QUIÉN FUE MAX AUGUSTIN
El estadio de Iquitos lleva el nombre de un noble personaje de la ciudad, Máximo (Max) Augustin Campe. Un europeo llegado desde la lejana Gran Bretaña para afincarse en Iquitos y hacer familia. Un hombre, como dicen los más antiguos, cuando se refieren a él que “no se metía con nadie, hacía lo suyo y con los suyos y no se complicaba la vida con nada ni con nadie”. Habiendo nacido en el lugar donde nació el fútbol, poco conocía de este deporte, diríamos casi nada y menos de otras disciplinas. Falleció el 31 de enero de 1951, sus restos reposan en el nicho 8, nivel c del pabellón San Francisco del cementerio general Miguel Arcángel de Iquitos, en la ahora céntrica calle Alfonso Ugarte.
Una de esas tardes futboleras de Copa Perú, en el novísimo estadio iquiteño, nos entretuvimos en agradable conversa de la historia con el maestro del periodismo Víctor Manuel Velásquez Cárdenas y con Luis Urquizo Olórtegui, veterano de las cosas del deporte de la capital loretana. Busqué de ellos explicaciones de los orígenes del colosal Max Augustín.
CON OLOR A GUERRA MUNDIAL
“En 1942, el mundo vivió momentos sumamente duros. La barbarie de la Segunda Guerra Mundial devastó Europa y los latidos de la muerte podrían extenderse irremediablemente hacia este subcontinente.”, comentaron con seriedad los veteranos deportistas. La ubicación estratégica puso a Perú y la Amazonía en los planes de los aliados que consideraron necesario establecer una base aérea alterna ante el eventual crecimiento de la crisis en el mundo.
Con marcada prisa se puso en marcha la construcción en Iquitos de un aeropuerto alterno. La vida tranquila de la cosmopolita ciudad selvática se trastocó con la visita de barcos del viejo continente, lo que hacía más próxima la participación de Perú en el conflicto armado. Llegaron ingenieros y expertos de la empresa norteamericana Rubber Development Corporation que tenía a su cargo la construcción del aeropuerto.Esto obligó a tomar medidas, a reubicar lo que estaba instalado en el lugar donde debía construirse el nuevo aeródromo. Cerca del lago de Morona Cocha estaba el lugar pero ahí mismo se encontraba el campo de fútbol, el terreno de juego que fue conocido como “Capitán Salaverry”, aunque popularmente era identificado como el estadio "El Polígono", igual nombre que un escenario deportivo que hacía poco había desaparecido.Eran los años en que se jugaban encuentros no oficiales con la participación de tradicionales equipos locales, ahí estaba el decano Atlethic Club José Pardo, Sport Loreto, Colegio Nacional Iquitos, Francisco Bolognesi conformado por los militares destacados para el servicio en la capital loretana pertenecientes a la Fuerza Aérea y el Ejército.
Con fines compensatorios, el gobierno peruano pidió a la Rubber Development Corporation reubicar y construir un estadio para Iquitos. Buscaron un terreno que estaba frente al Club Tennis Iquitos (sic) y que era propiedad del residente inglés llamado Máximo Augustín Campe. Los aficionados solicitaron este terreno para que allí se construyera el estadio. Dice Víctor Manuel Velásquez, que el predio estaba sembrado con árboles de nísperos, guayabas y supayocote, deliciosas frutas tropicales amazónicas, estas últimas similares a las que actualmente son encontradas en la plaza 28 de Julio de Iquitos.
EL ESTADIO DE LOS AUGUSTÍN
Los constructores del terminal aéreo, que nunca llegó a ser utilizado en la Guerra Mundial, sería más tarde el aeropuerto “Teniente Bergerie” donde en los años de la década del sesenta los aviones operaban comercialmente con el resto del país, iniciaron el cumplimiento de su compromiso y levantaron la primera tribuna empleando madera pesada, construyéndola con cedro y moena, utilizando shungos (madera extremadamente dura) para algunas bases. Los techos fueron fuertes con calaminas de aluminio. Se construyó una sola tribuna con aproximadamente 30 metros de longitud por 5 metros de ancho, cerrando el terreno donde estaba el estadio con sinchinas y alambre de púas.
Al principio los deportistas y la población iquiteña identificaban al escenario como el estadio de los Augustin.
La informalidad hizo que por muchos años el estadio no contará con documentación que acreditará su propiedad. En 1962, cuando el Consejo Nacional de Deportes decidió construir un coliseo cerrado, al lado del estadio, tuvieron algún inconveniente. Los terrenos no habían sido inscritos a favor del Ministerio de Vivienda y Obras Públicas por lo que tuvieron que organizar trámites para actualizar la documentación a fin de transferir los terrenos a favor del Estado.
Ya fallecido Max Augustín, sus familiares tuvieron que tomar parte en la entrega de los terrenos que gentilmente había donado este noble inglés a favor de los deportes en Iquitos. Para agradecer tanta generosidad a mediados de los años sesenta, el Consejo Nacional de Deportes, que estaba presidido por el Ing. Alfonso Estremadoyro envió un documento de agradecimiento a la familia Augustín por la donación de los terrenos donde hoy se lucen el estadio, el coliseo cerrado y también la piscina a la que poco después construiría el Club de Leones de Iquitos.
En el nuevo coliseo cerrado que inicialmente se llamó "Iquitos" para posteriormente llevar el nombre de "Juan Pinasco Villanueva", se jugó el IV Campeonato Mundial Femenino de Baloncesto.
En marzo de 1967, la Comisión de Deportes de Maynas acordó cambiar la denominación de Estadio Oficial por la de Estadio "Max Augustín", nombre con que ahora es conocido en el mundo entero con una modernidad similar a los más conocidos en los cinco continentes.
Al principio los deportistas y la población iquiteña identificaban al escenario como el estadio de los Augustin.
La informalidad hizo que por muchos años el estadio no contará con documentación que acreditará su propiedad. En 1962, cuando el Consejo Nacional de Deportes decidió construir un coliseo cerrado, al lado del estadio, tuvieron algún inconveniente. Los terrenos no habían sido inscritos a favor del Ministerio de Vivienda y Obras Públicas por lo que tuvieron que organizar trámites para actualizar la documentación a fin de transferir los terrenos a favor del Estado.
Ya fallecido Max Augustín, sus familiares tuvieron que tomar parte en la entrega de los terrenos que gentilmente había donado este noble inglés a favor de los deportes en Iquitos. Para agradecer tanta generosidad a mediados de los años sesenta, el Consejo Nacional de Deportes, que estaba presidido por el Ing. Alfonso Estremadoyro envió un documento de agradecimiento a la familia Augustín por la donación de los terrenos donde hoy se lucen el estadio, el coliseo cerrado y también la piscina a la que poco después construiría el Club de Leones de Iquitos.
En el nuevo coliseo cerrado que inicialmente se llamó "Iquitos" para posteriormente llevar el nombre de "Juan Pinasco Villanueva", se jugó el IV Campeonato Mundial Femenino de Baloncesto.
En marzo de 1967, la Comisión de Deportes de Maynas acordó cambiar la denominación de Estadio Oficial por la de Estadio "Max Augustín", nombre con que ahora es conocido en el mundo entero con una modernidad similar a los más conocidos en los cinco continentes.
Cuanta historia, en realidad yo desconocia mucho de lo que en este post se cuenta. Yo viví varias etapas de mi vida como futbolista sobre el gramado del antiguo Max o como era antes conocido "El Viejo Max", desde pequeño en la división de menores hasta mi etapa como seleccionado de Iquitos y confieso que me dio mucha tristeza y hasta nostalgia al ver la demolición del viejo estadio, ya que parte de la historia de mi vida como futbolista se irían como cada centímetro de pasto. Pero a la vez alegria de saber que Iquitos contaría con un nuevo coloso, que se decía iba a ser el más moderno estadio del Perú y hasta de Sudamérica, me dije "que exageración!!!... ver para ceer". Ya terminado en el 2005 y hasta el día de hoy me siento orgulloso de decir que en mi ciudad se encuentra el imponente Max Augustín, una de las mejores plazas -por no decir la mejor- del fútbol peruano ahora que ya cuenta con fútbol profesional nuevamente. Así que... ¡Que viva el Max y que viva CNI!
ResponderEliminarYo como deportista y aficionada al fútbol, asistía al viejo Max acompañada de mi padre.
ResponderEliminarTambién me dió mucha tristeza ver que poco a poco iba desapareciendo mi viejo estadio.
Pero también sentí alegría al ver que iba naciendo un hermoso escenario,del que todos los iquiteños nos sentimos orgullosos.
Y agradecemos tanta belleza con nuestro buen comportamiento al momento de los partidos.
Claro....QUE VIVA EL MAX, QUE VIVA EL CNI!!!!
Grandes recuerdoa a mi memoria, el viejo Max Augustin, no llegue a ver jugar a mi Padre quien colgo los chimpunes luego de mi nacimiento, pero siempre escuche muchas historias y las fotos y trofeos en la casa; amen aparte el cariño de la gente que siempre lo reconocial y saludaban, Capi, como esta', Buenas Capi, a donde va Capi, y asi al pasear con el caminando por las calles de Iquitos; cada vez que lo acompañaba al Estadio, nos sentababos detras del arco del equipo contrario, desde alli gozaba los goles del equipo de sus amores, que bellos recuerdos, Te AMO viejo.
ResponderEliminarJavier Mendez.Jr.
Muy buena la historia pero Max Augustin Campe era Aleman no Inglés. Mi bisabuelo era de Hamburgo
ResponderEliminarMuy buena la historia pero Max Augustin Campe era Aleman no inglés. Era de Hamburgo
ResponderEliminarMuy buena la historia pero Max Augustin Campe era alemán no inglés.
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