Por: Raúl Herrera Soria
Los
peruanos asistimos en estos días a los anuncios de lo que puede ser el proceso
para construir un tren que partiendo de la costa atlántica brasileña cruce la
selva y los andes y llegue a la costa peruana, dando un nuevo contexto a la
infraestructura vial en América del Sur e integrando los dos grandes océanos
que bañan esta parte del Continente. De dónde comience el recorrido no importa,
lo que interesa por dónde recorra y para los loretanos, lo más lamentable, por
dónde no pasará.
Los
chinos con la llegada al Perú de su primer ministro Li Keqiang han confirmado
que están interesados en que este ferrocarril se haga realidad, y siendo estos
inversionistas los principales impulsores del proyecto, no deja de ser un tema traumático para los iquiteños con la sola mención
de la nacionalidad de los asiáticos ya que recuerda la obra contratada para
construir el alcantarillado integral de Iquitos y la ahora famosa PTAR. Hablar
de los chinos que están interesados en construir una obra que a través de la
conectividad le dará desarrollo a la costa, a la sierra y parte de la selva
peruana, en la que no está considerado Iquitos, es doloroso y resulta
ciertamente frustrante.
Mi
posición frente al tren Iquitos-Yurimaguas propuesto en la gestión del ex
presidente regional de Loreto, Iván Vásquez Valera, fue del valor de su ejecución
y tanto es así que alguno de mis artículos escritos en mi portal personal en
Internet fue reproducido explicando su repercusión. Terca, constante e
incansablemente, el proyecto fue defendido con explicaciones en muchísimas
formas y foros por la ex primera autoridad regional y por otra parte, la
negación y obstinada posición de quienes con más espíritu político que social y
económico, atacaron el proyecto hasta su satanización. El proyecto fue puesto
en la hoguera y otros pretendieron ubicarlo en las fantasías de los cuentos de
hadas y hasta un desubicado reportero de la televisión dominical sugirió que se
trataba de una farsa buscando mañosamente encontrar los rieles de la estación
del tren en medio de un frondoso remonte cercano a Iquitos.
La
idea y el proyecto del ferrocarril bioceánico no es nueva, se la recuerda desde
el tiempo del gobierno de Alan García. De acuerdo al diseño el tren partirá
desde Bayóvar en Piura, pasará por Jaén, seguirá por Chachapoyas, siguiendo por
Moyobamba y Tarapoto, continuando por Tocache y Tingo María, desde allí se
extenderá a Pucallpa para salir del Perú por Cruceiro do Soul hacia Porto Velho
y desde este lugar dirigiéndose al Atlántico brasilero. El anuncio de este
recorrido, que puede ser corroborado visitando el portal electrónico del
Ministerio de Transportes y Comunicaciones del Perú, no es otra cosa que una
clara demostración que Iquitos quedará anclado en el aislamiento, algo que de
forma voluntaria fue alentado irracionalmente por quienes fungen de políticos en
Loreto que en los últimos años la pasaron pensando y actuando contra los
intereses colectivos y fatalmente contra las aspiraciones de las poblaciones.
Hacer
la contra es lo más cómodo, destruir es lo más fácil y esa posición han mantenido
quienes erraron adrede el manejo de las artes de la política, que no sé si
ahora con esto podrían reflexionar y retroceder en sus opiniones, algo que
puede ser tarde. Si bien es cierto a Perú y Brasil el tren los beneficiaría por
la interconexión y el intercambio comercial que habrá entre los dos, a los
loretanos como una gran porción del territorio peruano el beneficio no llegará, y más para Iquitos ya que esta situación es parte de un panorama en el que el aislamiento es lo más acentuado, esta vez más que nunca debido a nuestra
propia decisión que se define mezquina y retrógrada.
Mientras
que el ferrocarril bioceánico pasa por Tingo María y Pucallpa e ingresa a
Brasil sin dejar ningún aporte al desarrollo de Loreto, en Iquitos debemos
estar pensando en qué hacer para que el tren Iquitos-Yurimaguas se haga
realidad, en caso de no ser así tendremos gigantescos dinosaurios navegando por
los ríos amazónicos, enriqueciendo a un minúsculo grupo empresarial y
manteniendo empobrecidos a la mayoría de los actores de la economía de esta
parte del país.
Ahora
ante este proyecto, seguramente que los “críticos” loretanos masticarán la furia de sus conceptos profanos sobre el daño ambiental que puede ocasionar la
construcción del ferrocarril bioceánico, ya que los expertos señalan que el
impacto es menor al que produce la construcción de una carretera. Hay que recordar
que esto del efecto sobre la ecología es algo con que se cuestionó la ejecución
del proyecto del ferrocarril loretano.
Con una vía férrea entre estos puntos
(Iquitos-Yurimaguas), se incentivará la producción de la agroindustria y la
ganadería, estableciéndose dos grandes centros de operaciones logísticas, uno
en cada extremo, es decir dos fuertes polos de desarrollo. La economía se
activará, tomará una nueva dinámica y las cosas serán diametralmente diferentes
a lo que son actualmente. Con uno o con ambos proyectos, Yurimaguas crecerá
vertiginosamente pero con los rieles podrá facilitar a los iquiteños su acceso
rápido por esta ruta para llegar al Atlántico utilizando el ferrocarril desde
la estación de Tarapoto.
En
explicación más sencilla, debo decir que si el tren que unirá la costa peruana
con la brasilera, atravesando la sierra y la selva de nuestro país confirma que
ciudades sanmartinenses, huanuqueñas y la misma Pucallpa crecerán mucho más de
lo que hasta ahora han experimentado, se deja más postergada que siempre a
Iquitos y por lo tanto, la capital de Loreto será una isla cada vez más
mediterránea e incomunicada.
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