Hace unas pocas horas conversé con Matilde Tananta, viuda de Nick Paine, que ante la inesperada muerte del hombre de las comidas exóticas, asumió de manera sorpresiva un liderazgo en la compañía del ex rockero. Mati me llamó desde su residencia en North Hollywod, desde el sillón de gerente del gran estudio que maneja los intereses empresariales del tempranamente fallecido arqueólogo culinario de la Amazonía.
La joven mujer nacida en Loreto, es de mucho temple. Nunca se dedicó a vivir de las holguras de su marido a pierna suelta, sino que aprovechó su tiempo para estudiar y graduarse de maestra de los niños gringos. Eso habla mucho de ella que ahora mismo conduce una labor social impresionante al lado de notables mujeres de la sociedad norteamericana en una ciudad competitiva como Los Ángeles. Allí forma parte de un grupo de mujeres notables del mundo, integrando el Ebel Club, en el que alguna vez estuvo como una de sus miembros la Princesa Diana de Gales. Es decir no hablamos de un club simplemente bueno o exclusivo como muchos sino que de un Club de nivel, de gran nivel, como pocos.
Me comentaba Matilde que actualmente viene alistando un tour que su marido Nick Paine quiso poner en march

Me habló que más de 20 personas del equipo de producción de la corporación televisiva se movilizarán a Iquitos y de allí hasta las poblaciones indígenas para tomar testimonios de estos hermanos a los que tanto ayudó el “bobo loretano” y de quien aún lloran su muerte.
En este documental, se recogerán las palabras de gente vinculada al rock metálico gringo y personajes de grupos que pasaron por el moderno estudio dejado por Michael Panetone (nombre de pila de Nick) entre los que puedo recordar a los famosísimos Red Hot Chili Pepper.
La idea es compartida con otra loretana notable, Jasmín Jesson hija de otro valioso extranjero, Herman Jesson que sirvió a la grandeza turística de nuestra Amazonía. Ambas mujeres no dejan de pensar en lo que mejor se puede hacer para que esta idea sea realmente exitosa.
Matilde aún llora, como muchos, la partida de Nick Paine pero con fibra, digna de admirar se dedica de forma laboriosa a mantener vigente y en crecimiento esta Corporación dejada por su marido en diciembre pasado. Allí está todo en manos de una mujer sorprendida por la adversidad y empujada por las circunstancias a mantener y hacer crecer la gran obra de nuestro querido “bobo loretano”.