22/4/13

EL CHAVO DEL OCHO EN IQUITOS



Era el año de aquel tiempo en que la televisión local en Iquitos no se había sobredimensionado tanto ni el servicio de la televisión por cable existía en el Perú. Era noviembre de 1979, alguien, ahora no recuerdo exactamente quién, llamó al teléfono de mi domicilio para alcanzarme una noticia que para mi fue extraordinaria: En Iquitos se encontraban haciendo turismo los integrantes del elenco del Chavo.

La serie seguramente no había sido vista ni por la décima parte de la población iquiteña. Yo había seguido al Chavo y al Chapulín Colorado en mis tiempos de habitante de la norteña ciudad de Trujillo, aquí en Perú, donde estudiaba. El saber de ellos me movilizó inmediatamente. Entonces trabajaba en Radio Eco del jirón Próspero 645, segundo piso. Conocida la noticia tomé la motocicleta y emprendí la búsqueda, era media tarde cuando llegué a la avenida Coronel Portillo, ahora La Marina, frente a la Clínica Stahl y encontré en medio de unos puentes de madera a Roberto Gómez Bolaños y su elenco, caminando con cierta prisa.

Retornaban luego de un par de días en medio de la Amazonía, luego de permanecer en uno de los resort de la operadora de turismo Explorama Tours. Me indicaron con delicada cortesía que podrían darme la entrevista que les solicité en el local donde había quedado su equipaje, en la esquina de calle Sargento Lores con Bolognesi, a una cuadra del Mercado Central de Iquitos, donde ahora funciona el local de un restaurante chino.

Recuerdo que acudí al lugar citado, con grabadora en manos y luego de una corta espera salió atenderme Florinda Meza quien se disculpó para indicarme que las declaraciones las darían en el Aeropuerto a donde partirían un momento después.

Aquel año la televisión del Estado en Iquitos no transmitía otra programación más que la producción generada por este medio y muchos programas interesantes de la televisión peruana o internacional no los veíamos. Un año después, tuve la suerte de ingresar a redactar y conducir el noticiero regional. El Chavo y su elenco por lo tanto eran poco conocidos, su presencia pasaba casi desapercibida. Seguramente que aquí al lado del río más caudaloso del mundo vivirían horas realmente de paz y tranquilidad, sin el asedio de la prensa y de sus seguidores. Estaban lejos de la ruidosa recepción que tuvieron en el Aeropuerto Internacional Jorge Chávez al llegar a Lima para cumplir con una sola presentación en el coliseo Amauta.

El Chavo estaba en Iquitos, Roberto Gómez Bolaños pasaba por el centro de la ciudad, había tenido un encuentro con la selva de la Amazonía del Perú. No puedo dejar de mencionar que el comediante mexicano tomó su nombre artístico al parodiar el apellido del gran dramaturgo inglés William Shakespeare, haciéndose llamar chespirito (una distorsión de la pronunciación inglesa de shekspir) todo con la complicidad de su menuda estatura física. El Chavo fue también el gran Chaparrón Bonaparte, el Chapulín Colorado, Chompiras, el doctor Chapatín y el Chambón, y en el cine El Chanfle. Al llegar a Iquitos lo hizo con Florinda Meza (doña Florinda), la española María de los Ángeles Fernández Abad (doña Clotilde o la Bruja del 71), el larguilucho Rubén Aguirre (Profesor Jirafales), la simpatiquísima María Antonieta de las Nieves (la Chilindrina, la traviesa hija de don Ramón) y Édgar Vivar (el señor Barriga o Ñoño, el niño bien, hijo del dueño del edificio de la vecindad).

Uno de esos típicos ómnibus iquiteños revestidos de hojalata y armazón de madera, lento y ambientado para la zona, con amplios ventanales perteneciente a la empresa turística, trasladaba el elenco del Chapulín Colorado con dirección sur, con destino al Aeropuerto Internacional, sin mayores contratiempos.    

Pero no estaban entre ellos, Carlos Villagrán (Kiko, el consentido y mal educado hijo de doña Florinda), ni tampoco Ramón Valdez (Don Ramón, el torpe padre de la Chilindrina) hermano de “Tin Tan”.

Ciertamente no fue difícil acceder a ellos. En el Aeropuerto abordé el ómnibus y conversé con el Chavo del Ocho, con una sencillez extraordinaria muy distante de los comentarios que escribieron sobre él en la prensa nacional, en las que señalaban que no tenía la humildad de Cantinflas y que estaba divorciado de su público, de sus seguidores por sus poses de divo. Nada de eso, por lo menos conmigo Roberto Gómez Bolaños fue muy generoso en su conversación y la atención que me dio. Yo entonces era un mozo que no llegaba a los 20 años de edad.

Ahí mismo en el vehículo me di tiempo para recibir el “ta, ta, ta, ta…” del Profesor Jirafales, de quien puedo decir que es todo un tipazo. Pude disfrutar en una breve conversación con Doña Clotilde, con esa delicadeza pocas veces vista en la televisión desarrollando cualquiera de sus personajes y también hablé con el simpatiquísimo Señor Barriga.

Bisoño yo, torpe diría mejor, pregunté a la Chilindrina, ya en los pasillos del Aeropuerto camino a la sala de embarque, cuántos años tenía. “A una dama no se le pregunta la edad..”, me replicó. Plop. Pero para ayudarme a salir de mis aprietos y cubrir mi torpeza, la hija de Don Ramón dijo “… la Chilindrina, una muy buena amiga del Chavo tiene 8 y María Antonieta de las Nieves tiene mucho más…”.

La entrevista la reproduje unos minutos más tarde en Radio Eco. Los oyentes, seguramente los pocos que sabían de ellos, pidieron sea repetida y lo hicimos un par de veces más. Seguramente a los oyentes les habría caído simpático lo que hayan dicho los entrevistados. Marcos Panduro Rivadeneyra, propietario de la estación disfrutaba de mi hazaña y con un par de palmadas en el hombro premió mis entrevistas.

Fue una corta pero inolvidable conversación con los actores del elenco del Chavo del Ocho, a quienes encontré en las prisas de mis primeras carreras periodísticas, y preciándome de ser el primer loretano que se topó con ellos e hizo escuchar sus voces en exclusiva a través de la emisora de radio más popular de esos tiempos en Iquitos.

3 comentarios:

  1. chevere Raulin , ya me lo habias contado personalmente...

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  2. Raul mi hermano dentro de las conversas que tuvimos no me contastes esta hazaña claro que no teniamos 20 años, te felicito. un abrazo

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