La ciudad de Iquitos vive momentos interesantes, y esto porque
se sigue una expectativa justa frente a
los resultados de lo anunciado por la alcaldesa de Maynas, Adela Esmeralda
Jiménez Mera. Es una gestión que puede tener corta duración con su nombre al
frente, pero que puede extenderse con sus lineamientos hacía el final del
periodo con el alcalde suspendido Charles Mayer Zevallos Eyzaguirre, que trae
en sus mensajes algo tan extraño y difícil de entender para muchos por lo
inusual de su aplicación que es la integración de esfuerzos de quienes tienen
el compromiso de gobernar y conducir los destinos de las ciudades donde habita
el pueblo que los eligió.
Son tres campañas, como llama Jiménez Mera a las líneas matrices
de su propuesta, que se han puesto en marcha, son trazos muy complicados que
son consideradas cartas de intención poco viables, tal como expresan especialmente
los escépticos natos o los encubiertos que utilizan este adjetivo para zancadillar
políticamente los primeros pasos de la primera autoridad de la provincia al frente
de su cargo.
La Seguridad Ciudadana sin fronteras que es un proyecto
generado desde Maynas, responde a la necesidad de parar la mano y las malas
artes de la delincuencia individual o semi organizada y evitar su crecimiento,
algo que nadie lo niega y que nos alarma con su consecuente intraquilidad
colectiva. A lo que -hasta donde conocemos- se viene trabajando en gabinetes
para extender en su conocimiento al primer nivel que es el que se ubica dentro
de los ambientes administrativos y concejalísticos de la comuna mayor, desde
donde con una rápida maduración tiene que extenderse hacia las otras
municipalidades distritales de la ciudad de Iquitos para romper los límites territoriales
innecesarios que las normas legales establecen en esta guerra ante la
criminalidad, en la que deben participar los Gobiernos Regional y Nacional. Esa
es una tarea de todos y es competencia de los organismos de gobierno a todo
nivel, y claro está sin tener como observadores al sector privado que tiene
mucho que aportar.
Otro segmento donde el trabajo preliminar parece estar
avanzando con cierta notoriedad, es el ordenamiento y la recuperación de la
ciudad y la toma en mano del principio de autoridad, algo que claramente se ha
desplazado hasta casi su imperceptible presencia como consecuencia de los meses
del llamado “circo municipal”, con el respeto de los actores circenses, como
nunca se había dado en la historia de esta comuna. Iquitos no está bien
urbanísticamente, las áreas verdes tienen que darnos las muestras de su
existencia, los centros de esparcimiento y belleza urbana como son las plazas y
parques merecen atención, la actividad comercial debe mejorarse y evitar su
rostro fenicio y caótica en sus calles y finalmente, aunque hay más, el
tránsito vehicular y peatonal, con su ingrediente principal que es la
cinematográfica presencia de la maquinaria de la empresa china que cual
Transformes, han desordenado y han hecho insalubre la vida en la ciudad
demostrando incompetencia.
En todo esto, se ha propuesto la alcaldesa, lo digo de
acuerdo a su discurso, poner mano dura, pero previa concertación y
armonización, sensibilización entre los habitantes para que dialoguen y
contribuyan al mejoramiento de la ciudad. Nos parece bien, este no es un tema únicamente
de gobernantes, sino también de nosotros los ciudadanos que deseamos una mejor
ciudad para mejorar nuestros atractivos y mejorar social, políticamente y
económicamente (todos, los más humildes y los demás).
Apreciando con serenidad, responsabilidad social y sin
apasionamientos, solamente con la necesidad de un concepto de interés
colectivo, Adela Esmeralda Jiménez Mera puede ser poseedora de las mejores
intenciones por llevar la cosa pública a mejor rumbo, pero en esa ruta necesita
de la colaboración de todos, de su entorno de gobierno que debe ser capaz y
competente, de su equipo ejecutor, de los medios de comunicación para que éstos
asuman con responsabilidad su intervención en los temas de interés colectivo y
fundamentalmente del pueblo (vecindario) en su conjunto con el propósito de
responder sin pasiones ni intereses ajenos lo que puedan promover los
políticos.
Los conceptos de competencia, lucha o confrontación
política, pierden su valor en el momento en que se extienden más allá de la
contienda electoral, es decir cuando las peleas partidarias se dan en tiempos
de gestión entre los gobernantes. Los conflictos insanos se han dado a través
de los tiempos de nuestra democracia entre los gobernantes regional de turno y
el gobernante local de la ciudad capital, desde los tiempos de Tomás Gonzales
Reátegui hasta nuestros días. La pelea es por pintar de color político cada
gestión y en eso se dan las colisiones innecesarias, en el aprovechamiento
personal mediático en el momento de las acciones que le corresponde cumplir a
cada gobierno. Cada cosa en su lugar y en su tiempo, de seguir esa mala
práctica llegaríamos al estado descrito por la frase cómica de la tira de los
diarios de los años 60: “estamos fritos pescaditos”. El destierro de ese
mezquino concepto revaloraría el sagrado derecho de elegir en cada proceso
electoral, que es importante, necesario e imprescindible. Entonces el pueblo podría
decidir correctamente para que durante su período los elegidos gobiernen,
respondiendo a las expectativas que sus propuestas han generado.
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