10/3/08

ENTRE AGUAJES, PALOS Y MERMELADAS

Plaza de Armas de Iquitos

Sentado en la plaza de Armas como para tomar un poco del fresco de Iquitos, coincido en la misma banca con un hombre que igual que yo había ido al lugar en busca de distraer sus ojos y recibir la brisa de la noche. Los loretanos somos de poco hablar y éste hombre es uno de ellos, de los típicos nuestros a los que hay que sacar las palabras en cucharaditas.

El hombre de poco más o menos medio siglo de vida me muestra los zapatos llenos de barro y responsabiliza al alcalde Salomón Abensur del descuido de las calles y que la Odebredcht, la constructora brasilera contratada para cambiar las tuberías de agua de Iquitos hace lo que quiere… “y shaluco, bien gracias”. Dice que en su distrito el alcalde de Belén, José Vela, al que lo quieren revocar, está enfermo, pero enfermo de ludopatía y que “muy moshaco (mujeriego) es”, porque más tiempo se da para estar en los tragamonedas que resolviendo los problemas que tiene su pueblo y manejando su jeep acompañado de hermosas damiselas. Belén es pobre y desordenado, es un distrito caótico.

“Al carajo con esos pendejos, todos son iguales” habla con naturalidad, expeliendo descontento. La ciudad está horrible. Llueve mucho, hace calor luego, el sol sale y seca las calles, se evapora el agua, el calor es horroroso, el asfalto de las pistas quema como un infierno, el barro al poco tiempo se vuelve polvo y no hay cuerpo que lo aguante. Hay una ola de gripe por que este clima es insoportable, es sumamente hostil.

Le pide al presidente regional Yván Vásquez que haga más obras y sobre todo que las culmine por “que esas que están inconclusas j…”. No entiende, y quizá no tiene por qué entender, las razones burocráticas pero su reclamo está allí. Pide trabajo, los jóvenes chamba (el programa de creación de fuentes laborales del Gobierno regional) no será una suficiente fuente de trabajo. La región quiere más que palabras, dice y no entiende que lo prometido en campaña es difícil de cumplir, que es bien tranca hacer realidad los sueños y las promesas.

Habla del presidente regional de quien dice que más pelacho (pelado, calvo) quedará porque no puede resolver lo prometido. Es que no tiene asesores que respalden sus propuestas nos dice. Se expresa así mientras atiende a un vendedor de aguajes que pasa por el lugar donde estamos sentados ofreciendo estos ricos frutos amazónicos. A este país no le cambia nadie, menos a Loreto, nos comenta en tono de frustración, “siempre nos equivocamos al elegir a nuestras autoridades”.

Y sus palabras apuntan ahora a Punchana, donde dice que el alcalde Joiner Vásquez no es ni chicha ni limonada. Comenta que nada a hecho y que todo sigue igual o peor, pero es ahí donde recuerda al anterior burgomaestre Raúl Chuquipiondo, que según su parecer pudo hacer un mejor gobierno y que no lo dejaron, “pero ninguno habrá que supere a Charles (Zevallos), que aunque `medio loco` le cambió la cara a Punchana".

Iquitos es una ciudad singular, con sus gentes de carácter especial y de expresiones espontáneas, sinceras. Finalmente, al cabo de media hora de conversa ya había compartido con él media bolsa de deliciosos aguajes y habíamos recorrido, velozmente en sus bien intencionados comentarios lo quehaceres de la actividad gubernamental de la principal urbe loretana. Solamente que al final quebró sus críticas por el elogio y admiración a la mujer, a la alcaldesa de San Juan, Mirna Villacorta, de la que dijo “ella sí está haciendo bien las cosas”.

Nos despedimos y el hombre con sus zapatos enlodados, con sus aguajes comidos y una carga de flatulencia que se va formando en su estómago por alimentarse divinamente con este fruto, va camino a casa con la característica pasividad que tenemos los loretanos, muchos de los cuales somos tan lentos como el tiempo en soledad.