26/2/08

LA MONA DE PEDRO

La mona aunque la vistan de seda
siempre mona queda

Contrario a lo que dice aquel adagio “la mona aunque la vistan de seda, igual queda”, en nuestra sociedad la pinta es la que cuenta y no como dice la vieja canción nuevaolera que “la pinta es lo de menos”. Esto quiere decir que “como te ven, te tratan”. En Iquitos somos muy fijones o mejor diría nos fijamos más facilmente en la forma en que andan los demás, muy diferente a lo que pueda suceder en una ciudad mayor. Será por que somos parte de una ciudad pequeña fabricamos un infierno grande.

Alguien valoraba mucho el hecho de que una persona esté bien vestida y aventuraba un consejo. “No importa que sea cholito o negrito, pero si está bien vestido está mejor presentable” lograba razonar. Condición que explicaba de alguna manera una autoestima baja, por que no cuenta mucho como te vistas sino que como eres.

El ex regidor de Maynas, celebrado psicologo, estudioso profesional, Pedro Eduardo Francisco Avilés Aquije, en un comentario que por su valor social lo reconozco y aplaudo, hace la descripción de una anécdota suscitada en la ciudad de Lima, en la zona más distinguida de Miraflores que desnuda la crisis en la interrelación humana de nuestra sociedad.

La manifiesta discriminación es un azote cruel a nuestra realidad, donde infelizmente seguimos en el camino de las diferencias sociales, xenofobismos, racismos y en el que muchas veces somos protagonistas como verdugos de los demandados maltratos ocasionados por la equivocada apreciación y valoración a la forma en que vestimos.

COMO TE VEN, TE TRATAN. UNA REALIDAD DE NUNCA ACABAR

Por:
Pedro Avilés Aquije (*)
(*) Psicólogo -consultor y Asesor en Manejo de conflictos Masterprax.


Nos contaba un amigo que suele ser muy observador y crítico de manera que la gente adopta como prejuicio en su concepto de las personas que, por su forma de ser, vestirse o expresarse, siempre son blanco de la crítica o del clásico “espere un momento”, o “que desea usted hacer en tal institución”.

Dicho esto, nos ponemos a reflexionar acerca de como las personas que están en una recepción, o la vigilancia de ingreso a algún recinto- tanto del Estado como de la empresa privada-asumen como rutina diaria, un trato discriminatorio y hasta muchas veces abusivo con los clientes que pagan sus sueldos.

Este amigo, un día se presentó a una entidad bancaria vestido con un simple jean y sencilla camisa, un tanto arrugada-porque la moda así lo dispone-cuando fue frenado de inmediato por los vigilantes, al verle que su vestimenta era inadecuada, o “sospechosa”,y, claro que, muy mortificado, no obstante manifestar ser cuentacorrentista del banco de marras, aún así, no pudo convencer al susodicho “guachimán”(Tez trigueña, cabello lacio como mi amigo). Pero es que en los últimos tiempos, al guachimán se le ha dado tal “autoridad” que el maltrato que debe soportar el usuario o cualquier ciudadano de a pie, debe asumirlo estoicamente por muchos de ellos, hecho que pasa inadvertido para sus superiores, porque aducen de que “ese es su trabajo”y para eso se les ha contratado (¿). No es que se quiera pasar por encima de nadie, ni nada por el estilo cuando se ingresa a estas entidades, pero si se deben guardar las formas en el trato, para que no se convierta en un “mal trato” por quienes dicen cumplir órdenes de “arriba”.

Pero como mi amigo tiene fama de ser muy sarcástico y de aguantar muy pocas pulgas-actitud que no mostró la primera vez-a la semana se presenta nuevamente al banco de marras-en pleno centro de la élite miraflorina-pero vestido diferente con un elegante terno, y emanando un perfume de ésos que suelen promoverse en la TV de cable, que se muestran en las mejores perfumerías del mundo, haciendo un ingreso espectacular, donde los mismos guachimanes de la semana pasada abriéndole la puerta de vidrio, saludándolo con una venia y sonrisa de oreja a oreja, como diciendo, “este debe ser gerente, o amigo del Gerente del banco”.

Este nuevo hecho puso a mi amigo, no feliz, sino más bien irritable e indignado, porque una vez más quedó demostrado que en la sociedad todos te tratan como te ven, es decir, no puedes pretender ser una persona humilde en vestimenta, porque para otros ojos tú eres ese uno más de los millones de ciudadanos, que no obstante ser ahorristas o cuentacorrentistas de bancos o empresas financieras, tienen un trato discriminatorio, que no parte quizás de los propios guachimanes, -porque ellos solo cumplen órdenes-sino del sistema discriminatorio y xenofóbico que como mal ejemplo de países racistas, cunde en nuestra Patria.

Por eso todos debemos tener una autoestima alta, y no permitir que nadie nos humille, así sea el dueño del mundo, o el personaje que pueda ufanarse de ser autoridad.