20/2/08

IVAN Y LAS OREJAS DE PAPEL DE LOS MAESTROS

Maestros que no aprueben examen
con las orejas de papel

Hay que reconocer que Iván Vásquez Valera, presidente de la Región Loreto, cumplió un papel importante en la defensa justa de los intereses del magisterio loretano, en particular en el caso del afamado “tercio superior”. Aunque junto a él estuvieron otros 17 presidentes regionales, la voz de Vásquez Valera sonó a nivel nacional con otros homólogos suyos entre los cuales se contaba a Yehude Simon, presidente de Lambayeque, el más notable de ellos y delegado ante los órganos del Ejecutivo, exigiendo una justa aplicación de la norma.

El famoso Decreto Supremo 004 que privilegia la participación de los maestros egresados de Universidades e Institutos Superiores que hayan ocupado el tercio superior de notas fue rechazado por inaplicable en Loreto por Vásquez Valera, quien lo defendió por que no se ajustaba a la realidad de esta Región por excluyente e anticonstitucional.

Su voz se fue escuchando cada vez más y siendo objeto de mayor atención gracias a la pintoresca intervención del Ministro de Educación, contestatario vehemente que exigía sentencias penales contra las autoridades regionales que desacataran el mandato del Ejecutivo.

Iván Vásquez se la jugó, en eso no creo que haya alguien que lo dude y menos le niegue su decisiva postura de defensa. Los presidentes regionales reunidos este martes en Lima decidieron luego de un encuentro preparatorio asistir a la Comisión de Educación donde reprocharon ciertas poses del Ministro Chang y con quien se volvieron a ver las caras en la reunión con el presidente del Consejo de Ministros, que puso fin al entredicho y la medida sumamente polémica del gobierno alanista.

La situación ha quedado clara y no deja mucho para la conversación. La lucha de las autoridades de gran parte de las regiones del país ha obtenido frutos, felizmente sin violencia. Los maestros podrán ser nombrados en la carrera pública magisterial si es que obtienen en el examen una nota mínima de 14, hasta cubrir las vacantes que se señala en el Decreto Supremo y podrán participar en el proceso de contratación los maestros que en la evaluación del 9 de marzo logren notas de aprobación que estén mínimamente entre 11 y 13.9 puntos.

No le quedó otra cosa al gobierno que excusarse de su retroceso en la aplicación de la norma diciendo que estas decisiones son complementarias. Torpezas o cortinas de humo?, la pregunta deja abierta a las especulaciones, en el sentido que si realmente el Ejecutivo se equivocó al tratar de seleccionar los talentos para que sean nombrados en la carrera pública o si es que todo esto se hace para alentar la figura política de Jorge del Castillo, alfil de Alan García de quien se dice alista fuerzas para el 2011 y que con éstas lo que ha hecho es alimentar su imagen de concertador de voluntades.

El sustento, razonable talvez, del gobierno aprista es la búsqueda de una mayor calidad educativa en el país, pero partiendo de una realidad impropia. No siempre los que acaban su carrera ocupando los 3 primeros lugares, o sea en el tercio superior de notas, podrían ser competentes o mantenerse actualizados en el ejercicio profesional. Además que la visión del Estado se difumina en el sentido de “sentenciar” con la exclusión a quienes no tienen estos requisitos. Y algo adicional, nadie garantiza la calidad de universidades e institutos superiores, de los tantos que hay, que sirven como referentes selectivos.

Lo importante es que Loreto tiene una realidad diferente a muchas otras regiones del país y que en esa sencilla premisa se valió Iván Vásquez para asumir su papel de gobernante y defensor del interés colectivo, del bien común. Los maestros ya han conseguido con esto la oportunidad de la equidad en este proceso, se han puesto parámetros cuantitativos para los nombramientos y contrataciones. Ahora la pelota está en el campo de los profesores que deben estudiar lo suficiente para acceder a las plazas de nombramiento y contratación. De lo contrario deben ir al rincón de la vergüenza por la incapacidad y a las orejas de papel, que por castigo debería poner el presidente regional a cada maestro desaprobado.