1/1/08

GERARDO COTERA RIOS NO HA MUERTO

Gerardo Guillermo Cotera Ríos

A Gerardo Cotera Ríos lo conocí en Iquitos. No recuerdo en que año, pero fue a finales de los 80`s, ni puedo precisar en qué circunstancias. Lo que sí queda claro es que al poco tiempo que nos conocimos ya trabajábamos juntos. Nos hicimos amigos mucho más rápidamente de lo que nos hubiéramos imaginado. Él unos 10 años de edad mayor que yo, pero amigos como si fuéramos contemporáneos.

Con Gerardo colaboré como redactor en su semanario Observador Amazónico, al que años después llevaría al departamento de San Martín pero para hacerlo circular con el nombre de El Observador Regional. Ahí en la tierra de las palmeras, en Tarapoto, se asentó por muchísimos años hasta que tuvo que volver a Lima, urgido por la enfermedad que un poco después acabaría con su vida.

Con Gerardo Cotera, a quien –hace poco que me enteré ingresando al blog que crearon con ocasión de su muerte- le llamaban GeCoRí, hicimos una amistad con suerte de familiaridad. Trabajamos juntos en Radio Amazonas de Iquitos. Él fue director del programa y Ricardo Manzanares Rodríguez, también ya fallecido, y yo éramos los conductores. El programa matinal de la radio llevaba el mismo nombre de la publicación escrita. Fue una experiencia apasionante.

Ha muerto Gerardo Cotera, me queda el recuerdo de una última jornada periodística deportiva vivida a su lado en la Copa Perú en el que el principal protagonista fue CNI. Viajamos desde Tarapoto hasta Tocache en avión junto a José Ángel “Pepino” Verea Chávez y de allí hasta Uchiza. Fueron varios días que estuvimos por allí. Gerardo estaba más sosegado, más tranquilo frente al carácter emotivo que yo mostraba. Pero a pesar de esas manifestaciones siempre expelía confianza y serenidad.

Fue entonces el último encuentro que tuvimos. Gerardo me comentaba en tono de hermano mayor “como has cambiado, estás más hecho”. Es que habían pasado muchos años de mi vida después de haber trabajado juntos, todos ellos sumergidos en las faenas periodísticas.

Cuando hace poco intenté encontrarme personalmente con él, un domingo de los tantos del último trimestre del año, luego de buscarlo por Internet, llamé por teléfono a su domicilio en el Rimac y su esposa, Yolanda, con la amabilidad característica en ella me atendió y conversamos muchos minutos y dejé el recado para que Gerardo se comunicara conmigo. Nunca me devolvió el telefonazo. Solamente antes de navidad una llamada de parte de Yolanda, me advertía, muy serena ella, la mala nueva. “Cómo está la familia?” pregunté. “Todos bien. Menos uno” me contestó. Antes de mayores explicaciones pregunté “por qué menos uno”. “Gerardo se nos fue el 25 de noviembre”. La noche se me ensombreció, la pena inundó mi alma. Había muerto un amigo, querido amigo, maestro, víctima de “mis robos” de su experiencia y sus dominios periodísticos.

Gerardo sirvió a la Amazonía con mucha dedicación, inclusive a costa de su propia familia. Un comprensivo hogar donde Yolanda su esposa y su hijo Diego Gerardo, toleraron sus ausencias. Más tiempo vivió en Tarapoto que en Iquitos, el GeCoRí para sus amigos de Lima y Tarapoto, sirvió a San Martín con tanto cariño y dedicación política. Dejó e impulsó iniciativas para liberar a ese pueblo del “yugo” de región fusionada a otra como La Libertad que casi nada tenía en común ni geográfica ni socialmente con ellos. Gerardo Cotera por su experiencia política estuvo presente en el Congreso al lado de parlamentarios sanmartinenses, siendo valioso su concurso.

Cuando nos encontramos por última vez, me hizo entrega de su libro “Consulta Popular. La Historia no Contada”, que testimonia su trabajo político y habla de sus esfuerzos históricos como un notable contribuyente selvático de adopción.

No por que haya muerto escribo esto por él. No es hipocresía, no es cultura mortem. Hubiese querido hacerlo en vida. Así como a él, a muchos de mis colegas debo lo que profesionalmente soy. Cuando Gerardo Cotera hablaba, cuando conversaba lo hacía en el tono de maestro, buscando construir con su experiencia mejores niveles sociales y culturales. Nacido en Lima, criollo, gracioso en momentos y amigo siempre.

En 1985, en sus “Reflexiones de un escriba” llegó a trazar en su poesía… “¡Dios mío! ¿Qué serán de mis cuartillas?,¿Qué suerte?, ¿Qué destino correrán cuando mi muerte?. No pretendo que alguien diga, que perpetuamente tuve la razón, Sí, que siempre usé el cerebro, jamás el hígado, tangencialmente el corazón”.

Esta vez no tuve la primicia de su muerte. No supe a tiempo de sus sufrimientos. Me apena su partida y me entristece no haber estado ante él en su último adíos.

Ha muerto Gerardo Guillermo Cotera Ríos. Se ha ido un maestro y amigo del periodismo. Le queda su esposa y su hijo, como guardianes de sus cuartillas, las mismas que tienen como destino la historia de su fructífero paso entre nosotros.