31/12/07

EVIDENTEMENTE DIOS


Vox populi vox dei, mención latina que en español significa “La voz del pueblo es la voz de Dios”, es una aplicación que nos lleva a reflexionar en su contenido. El mandato popular, según el término metafórico, se refleja en la grandeza de Dios expresada en las voluntades populares. Esa voz del pueblo es la que se refiere a la circunstancia del voto para elegir autoridades que son las depositarias del mandato. Concluye un año y con el acaba una de las 4 fases que tendrán los gobiernos regional y locales (municipales) en Loreto.

La justicia de una evaluación desbalanceada y manipulada que es la que se levanta constantemente en los medios de comunicación de nuestra región, casi siempre respondiendo a intereses personales, empresariales o políticos, nos muestra incoherencias y cubre de legañas la verdadera misión de evaluar un primer año de gestión gubernamental.

Leí una encuesta de opinión desarrollada por estudiantes de la Universidad Particular de Iquitos, la de la avenida Quiñones, en la que los desaprobados en el primer año de gestión, son todos menos una (la alcaldesa de San Juan, Mirna Villacorta); la consulta parece más un cumplido estudiantil que un trabajo serio. Naturalmente lo digo con el respeto que los jóvenes estudiantes se merecen.

Al margen de esos conceptos, es menester hacer una visión al interior de cada gobierno y apreciar los obstáculos y facilidades encontrados al recibir los mandos de cada institución, luego de lo cual puede ser válida cualquier apreciación. Lo que se habla tanto en los medios de comunicación de Iquitos son pareceres muy particulares, sumamente subjetivos que no responden seriamente a la construcción de una auténtica opinión pública, por que los comentarios están cargados de pasiones y estas cargas distorsionan fatalmente una fiel visión de los hechos.

Si bien en el Gobierno Regional de Loreto, Iván Vásquez Valera no hizo un primer año de gestión con muchos logros, me parece que más de 60 por ciento de desaprobación, recogida en la consulta de marras, es una tremenda exageración. Hay mucha mezquindad en los números porcentuales. El Gorel cumplió medianamente en esta primera etapa de su mandato, que es la que corresponde a la del ensamblaje y cohesión de equipos humanos y de manejo de la inversión, cuyos fondos probablemente no han sido los suficientes para ejecutar lo suyo. Hay obstáculos burocráticos que llevan a paralizar obras y a detener proyectos, que deben ser dados a conocer en el esquema de una mejor comunicación institucional de parte del organismo de desarrollo regional.

Se le reclama, en medio del descontento –probablemente politizado- la falta de puestos de trabajo, la puesta en marcha de la Región Productiva, la ejecución de algunas obras, el cumplimiento de promesas electorales. Es cuestión de calma en medio de la tormenta. Se ha llegado al 25% del camino y hay mucho pan por rebanar. Este 2008 será un año de mayores exigencias y donde la sombra de la revocatoria rondará por todo el país y particularmente en Loreto.

Por otro lado vincular el bajón, del que le costará mucho levantar a Salomón Abensur Díaz en la Municipalidad de Maynas, a algunas relaciones sentimentales o al carácter de su Gerente General y a las marcadas diferencias o divorcio con sus regidores, es plenamente injusto. Son pareceres muy particulares del comentarista de un diario local, que solamente parecen de esta manera buscar el golpe al hígado.

El alcalde Abensur Díaz, la pasó mal, es cierto. Su impopularidad puede pronunciarse si es que continúa con torpezas y conflictos. La falta de convocatoria y conciliación hace que la administración de la ciudad esté derivando en frentes de conflictos innecesarios, alentados políticamente y por una mala manera de comunicarse con el pueblo. Con zanahorias y ambulantes, las trastabilladas y los choques de Shaluco han ido minando su imagen, es cierto, sumando a esto su apariencia de verticalidad al gobernar la ciudad lo aleja de una amplia base de participación social.

En las otras municipalidades de la metrópoli iquiteña hay una carencia de brújula. Una cosa es con guitarra y otra con cajón solían decir los analistas políticos al referirse al nuevo desempeño de una persona en circunstancias mayores. Eso mismo les puede suceder a Joiner Vásquez Pinedo y José Vela alcaldes de Punchana y Belén, respectivamente, ex regidores que no se salen de la pobreza de calidad de sus gestiones y se han reducido a pelear con sus presupuestos y una conducción municipal llena de complicaciones y flaqueza en la calidad de sus funcionarios.

La que mejor parada aparece es la administración municipal de Mirna Villacorta, alcaldesa de San Juan Bautista, a la que el verdugo de las llamadas encuestas de opinión favorecen en sus porcentajes de aceptación vecinal.

Concluye este año en medio de las emociones de la despedida de lo vivido, con las esperanzas latentes en que lo que se vendrá sea mucho mejor y con abundante carga de prosperidad. Y hay que pedirle a Dios, el Todo Hacedor, para que sea el iluminador de las mentes y los actos de quienes nos gobiernan.