10/10/07

IVAN Y VARGAS: DISCUSION IMPRODUCTIVA

Lo que parece ser una discusión de sordos entre el presidente regional Iván Vásquez Valera y el Congresista de la República, Augusto Vargas Fernández, para acabar solamente tiene un camino que no es otro que el dialogo civilizado y sensato. Los dimes que te diré son prácticas sobrantes en el propósito que ambos persiguen. Cada uno alienta su criterio y aplaude su idea, cada uno quiere ganar, alimenta la defensa de su propuesta y los loretanos solamente somos testigos de discusión, girando la cabeza de un lado a otro y agudizando los oídos ante las declaraciones airadas de cada uno.

Lo cierto es que Loreto requiere potenciar sus programas productivos y accionar su agricultura y otras actividades que pueden pronunciar su economía. Lo importante es financiar los proyectos y ponerle ruedas al vehiculo del desarrollo, más allá de las discusiones. Los talentos de uno y otro deben fusionarse. Es una tarea quizá perteneciente a otro mundo, a otra civilización pero nada cuesta aspirar que esas cosas se hagan realidad en nuestra región ya que no hay nada absoluto, a excepción –naturalmente- de la muerte.

La propuesta del parlamentario apunta a que el 12 por ciento del canon petrolero que está destinado a promocionar actividades a favor de la agricultura, sea transferido al Agrobanco que actuaría como fiduciario, es decir como administrador de estos fondos para facilitar créditos para todo tipo de actividades productivas.

El presidente regional defiende los fondos del canon petrolero y anuncia que de dictaminarse la Ley, a la que han llamado “Ley Vargas”, interpondrá una acción de amparo por que considera que es inconstitucional la transferencia de estos fondos a una institución distinta al Gobierno Regional de Loreto.

Los argumentos de cada uno llevan a la descripción de un conflicto de intereses y con un profundo contenido político, en el que las víctimas no son ni el APRA ni Fuerza Loretana, organizaciones de cada uno de los defensores de estas propuestas, sino que es el mismo sector productivo de Loreto que se encuentra enfrentando una grave crisis por falta de esquemas promocionales.

Por un lado se ofrecen mecanismos para resolver deudas pasadas de los agricultores que adeudan créditos al Gobierno Regional mediante avales solidarios (entiéndase garantizados entre ellos) y por otro un banco como el creado por el gobierno de Alan García que podría ofrecer créditos para mejorar las condiciones productivas. Uno y otro por su lado maneja alguna propuesta interesante, pero mejor estarían aliando sus conceptos.

Dicen que Loreto no tiene tierras con aptitud agrícola debido a que gran parte de su territorio contiene pantanales. No creo en que esto sea tan cierto. Para mi en este tema, está más vigente que nunca la Teoría de la Ventaja Absoluta y su aplicación en criterios de desarrollo de nuestra región.

Hay una inmensa variedad de productos disponibles para su explotación. En cada provincia el rendimiento de las tierras es diferente, en unas se produce más un recurso natural que en otras, por eso se facilita u optimiza la cantidad a cosechar u obtener en menos tiempo. Existen provincias que pueden producir más plátanos que otras; mientras que la yuca tiene mejor producción en algunas cuencas lo que no sucede en otras áreas. Con esto quiero decir que hay que fijar las áreas y terrenos productivos y un trabajo de investigación agropecuaria ayudaría mucho en eso.

La propuesta de Iván Vásquez para implementar su programa de “Región Productiva” es interesante, pero debe sostenerse en elementos técnicos que conlleven a distribuir adecuadamente los dineros del Estado. El populismo debe ser desterrado de a pocos, eso ayudará mucho a madurar nuestra conciencia cívica de desarrollo.

Seleccionar las provincias y los recursos naturales a explotar en cada una de ellas es una tarea fundamental. Las cosas hechas al champazo solamente contribuyen a la profundización de una crisis y el fracaso económico del sector agropecuario.

Los créditos promocionales para el sector productivo son necesarios. Hay que activar la economía de los sectores más deprimidos creando fuentes de trabajo en el campo. Loreto puede exportar. Tenemos amplios terrenos y pueblos deseosos de trabajar, de producir. Convenir con ellos para desarrollar solamente algunos productos ayudará mucho a fijar objetivos.

Ejemplos podemos citar. Hay pueblos que tienen terrenos ociosos pero con aptitud agrícola para el sembrío plátano que podrían constituirse en centros de producción platanera y ahí mismo establecer plantas primarias de transformación en harina que sería vendida a mercados intermedios que sería la industria que elaboraría este producto con tecnología mayor para ponerlo en el mercado nacional y más adelante el los centros de comercio internacional.

La cadena productiva tiene como un primer eslabón la producción de campo, allí donde el campesino está en la miseria y el abandono. Ese hombre y su familia necesitan el bienestar que da el trabajo del que ahora no disponen por que no tiene posibilidades de vender su producto y que si lo hacen son explotados por los llamados regatones, vendedores que rematan su producto al precio más ridículo, apenas llegan a los embarcaderos de Iquitos.

Asegurar que tendríamos una producción de especies como los del ejemplo del plátano, impondrían opciones en otros productos que abastecerían el mercado local, nacional y nos llevará a la exportación, tan cercana como podría darse con esto del TLC.

Hablar de la propuesta de desarrollo productivo en Loreto, me ocuparía espacios mayores, donde no solamente estaría el discutido tema agrícola, sino que también pecuario en general, piscícola y hasta industrial, por que ante el crecimiento de este estamento de la cadena se hace necesario mejorar las condiciones tecnológicas de transformación y comercialización.

Todo esto me lleva a pensar que lo que mejor le quedaría a nuestra región son regímenes promocionales más sensatos, que sean el producto de un manejo conjunto y no segmentado por sabores políticos que ofrecidos de esta manera tienen el frustrante y amargo gusto de la hiel.