En algún momento a modo de
graciosidades promovidas por las circunstancias, me divertía comentando en el Facebook
con fotografías de las curiosidades de las obras de instalación del sistema del
alcantarillado. Es que ante escenarios como esos, no podía escapar de mi propia
imaginación y ubicarme en lo lúdico donde un conjunto de máquinas amarillas y
de otros colores se había apoderado de ni más ni menos que del centro, del
corazón de Iquitos ante la mirada indefensa de la población. Esos motorizados
con sus extendidos y fortachones brazos mecánicos, hacían de las suyas, hurgaban
debajo de las pistas luego de perforarlas con sus agudas brocas dejando a la
urbe literalmente bombardeada. Llamé a esa escena la invasión de los
Transformers.
Ahí estaban, invadiendo mi
ilusión y enrostrándome con la realidad, las máquinas de la empresa china que
demostró que no por venir de una las potencias económicas mundiales podría también
ser buena como constructora y que su compañera de faenas, la japonesa JICA,
podría siempre financiar proyectos bien ejecutados. Es que de todo hay en esta
viña del Señor. Pero, ahí estaban los transformers, los Autobots y los
Decepticons, destruyendo, construyendo a medias y hasta en risibles posiciones
cuando eran derrotados por sus impericias. Se llegaron a ver máquinas con sus
soportes y llantas arriba, es decir de cabeza.
La genialidad del productor
cinematográfico Steven Spielberg se reflejaba en cada cosa que
se puede ver aún en medio de esta ciudad de la Amazonía. Habían llegado los alienígenas
contratados por los chinos para buscar gusanillos debajo de las pistas, las
levantaban, las revolvían, destruían torpemente las pocas alamedas, obras
públicas y hasta provocaron la muerte de los humanos. Es una historia o una
leyenda real que aún en las radios y las televisoras se describe de esto como
si las cosas estuvieran fuera de control. El pueblo en la desesperación, ya no
pide la presencia del Chapulín Colorado, llaman, claman, buscan y no encuentran
a Optimus Prime, líder de los benévolos autobots, pero parece que éste no podrá
llegar nunca, cediendo la destrucción a las manos del malvado Megatron,
líder Decepticon y su banda robótica. Triste escenario.
En el despertar de mis alucinaciones
siento que el alcantarillado integral de Iquitos es una obra de controversias,
hay de los que defienden su condición técnica y también de los otros que
rechazan las características y su valor utilitario. Aunque en esto último creo
que es adelantar juicios, y eso sí que es injusto, ya que habrá que esperar al
final los resultados del megaproyecto.
La planta de tratamiento de las
aguas servidas a la que se refieren por la sigla PETAR, es una gran posibilidad
de modernidad aún no probada por lo que no es correcto prejuzgar, es cuestión
de tiempo. Pero lo cierto es que los chinos y sus transformers, que ya son
parte de la historia de Iquitos, han demostrado una escasísima calidad de
organización y de respeto por esta ciudad y sus vecinos.
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