11/3/12

PERRO VAGO, PERRO ARREPENTIDO, PERRO ELEGANTE


No mencionaré el periódico, pero cualquiera de los diarios impresos de Iquitos puede ser la inspiración de este comentario que dicho sea de paso de manera increíble corresponde a la vida o a lo escrito realmente. En la referida publicación pude leer, en una de esas tantas notas policiales algo tan sorprendente que supongo debe ser parte de la imaginación del redactor. “Un motociclista cayó al pavimento luego de perder el equilibrio debido a que su vehículo impactara en el cuerpo de un perro vago”. Sorpresa, es una noticia realmente sensacional y que debe atraer a cualquier imaginativo de los equipos de producción del cine mundial o de esas series exitosas de la televisión nacional peruana.
El motociclista atropelló a un perro vago. Vaya que mundo el nuestro. Aquí en este valle de los mortales, los perros son seres que tienen trabajo regular y formal, algunos lo pierden u otros nunca lo tuvieron. En este texto faltaron algunos detalles para ampliar la noticia, como por ejemplo conocer si es que ese cuadrúpedo animal se encontraba vagando, disfrutando de sus vacaciones, del día de descanso o quién sabe vagaba luego de cumplir con sus habituales horas de trabajo en vez de estar en casa haciendo sus quehaceres. Lo cierto es que el pobre “perro vago” fue víctima accidental de la circunstancia que acabó con su vida. De acuerdo al diccionario de la lengua española, vago significa perezoso, holgazán. Desocupado, sin oficio.
Desde mi entender, la ilustración que le dio el redactor estuvo inconclusa, dejó a medias la noticia, ya que no dio cuenta del nombre y apellidos del “perro vago”, su edad colocada entre paréntesis, cuántos cachorros dejó en orfandad, si era un desempleado o en caso contrario dónde trabajaba el ladrante finado. Lo cierto que el pobre can protagonista de esta triste noticia ya no está entre los vivos pero si en la imaginación del redactor que lo ve fallecido en medio de un velatorio, con los rostros compungidos y los ojos llorosos de sus perrunos familiares y amigos compañeros de vagabunderías, de tertulias o del trabajo que moquean su partida en medio de anécdotas y quizá escuchando el aullar de una perruchita que funge de plañidera mientras se sirve una sopa de huesos con panecillos untados con paté de hígado de pollo.
El “perro vago” muerto al impactar con una motocicleta está allí, como símbolo de la ligereza del redactor con espíritu imaginario del guionista o de niño iluso que cree en las historietas animadas. Ese perruno personaje de la noticia seguirá en el verso de la poesía del “perro arrepentido” del Chavo del Ocho. Quizá seguirá en el verbo del iluso muchacho que en su anécdota describía corriendo al “perro sonriente” o en mi recuerdo de la conversa graciosa de mis padres que se referían como el “perro elegante” a un amigo, medio familiar.


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