21/3/08

LA ADVERTENCIA DE LAS TERRORISTAS FARC

El terrorismo guerrillero de las FRAC disfraza su rostro
en la belleza de algunas de sus militantes

La penetración de las FARC hasta territorio ecuatoriano, con el conocimiento y consentimiento de los gobernantes de ese país, es una advertencia sobre la que hay que fijar mayor atención. Nosotros los loretanos siempre estamos hablando sobre eso, lo hacemos desde muchos años, es parte de nuestra formación familiar e histórica, ya que nuestros antepasados siempre han hablado de defensa de nuestra soberanía y de los conflictos con Ecuador y Colombia. Ahora mismo, los integrantes del Frente han cambiado su primigenia denominación de “Defensa” por la de “Patriótico”, precisamente por la connotación de nuestra presencia peruana como región fronteriza y guardiana de tres fronteras.

El conflicto entre Ecuador y Colombia, menos mal que se mantuvo en el nivel de confrontación diplomática, debido a la penetración de fuerzas armadas colombianas hacia unos 1,800 metros de territorio ecuatoriano para liquidar un campamento de las FARC y a su segundo mando, Raúl Reyes. Todo esto pudo ser evitado si es que hubiera existido una real decisión de prevenir cualquier atentado a la soberanía nacional por parte del gobierno del presidente Rafael Correa.

Ahora con el azuzamiento de Hugo Chávez, el incendiario presidente venezolano, las cosas se extendieron al limbo de una confrontación bélica que nadie hubiese querido, tal como se expresaron recientemente el cantante colombiano Juanes y sus amigos cantantes de renombre mundial que ofrecieron un concierto por la paz en el mismo limite colombo-venezolano.

Mientras que de todos los lados salieron voces reclamando la calma, la serenidad y las actitudes reflexivas, la politización del tema estaba llevando a que los mandatarios ecuatoriano y venezolano le hagan el juego al demoníaco afán de quebrar la paz. Cierto que hubo una trasgresión de normas soberanas, donde se entiende que Colombia buscó justificar el fin (su penetración) con la liquidación de una célula importante de las narcoguerrillas que se refugiaron en territorio extranjero; pero también los ecuatorianos no pueden explicar ciertos vínculos con la delincuencia criminal terrorista disfrazada de la guerrillera llamada FARC, a la cual toleran o dan refugio en su territorio, igualmente vulnerando su soberanía.

Esta situación se puede evitar desde el Perú ante cualquier país limítrofe, con la puesta en marcha de un proceso de implementación de acciones logísticas de vigilancia fronteriza efectiva, real y coherente con un clima de paz. No hay necesidad de pelear con el vecino si es que mantenemos la puerta cerrada o si la mantenemos abierta con la advertencia de nuestra presencia física, lo que de por si habla de una custodia pacífica.

Esa puerta abierta pero segura con nuestra presencia viva, es la figura activa de una población asistida con todo lo necesario para una vida digna, con todos los servicios básicos, educación y salud de calidad, bienestar y conectividad con el resto del país y el mundo. Sobre este concepto ya se ha definido un término, no ayer sino que hace algún tiempo, llamándolas “fronteras vivas”. Este es un mecanismo pacífico de defensa y de desarrollo, de integración y globalización que aplicado a los pueblos de esta región de América servirá para su despegue.

Cerrar la frontera peruana con Colombia, Brasil y Ecuador forma parte de una acción de contingencia valiosa en este momento, militarizarla es necesario. Esta situación implica el despliegue de una gigantesca acción logística de control y desborde de cualquier presupuesto del cual se tenga que echar mano para atender la circunstancia, pero no olvidemos que esto podría ser la transición a un proceso reclamado por los olvidados pueblos del Putumayo que demandan desde mucho tiempo una atención digna y humana. Prevenir es mejor curar.

Aunque la reciente captura en Iquitos de dos elementos importantes dentro de la estructura criminal de las FARC, nos da una advertencia bastante seria de que las cosas sobre nuestro territorio pueden andar más mal de lo que nos imaginábamos. No es tan sencillo como celebrar el trabajo armonioso entre las policías colombiana y peruana, es mucha más delicada y compleja por que esa presencia sediciosa es como un parasito enraizado sobre la piel de las zonas más deprimidas de la selva del Perú.